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La desecación de Doñana
Principios de septiembre de 2022. Se detecta un fenómeno que solo había sucedido dos veces anteriormente desde que se tiene registros: en 1983 y 1995. Registros que se guardan desde que Doñana es Parque Nacional, en 1969. Este fenómeno es la desecación completa de la laguna de Santa Olalla, la laguna permanente más gran del parque nacional. Un hecho que casi es sinónimo de completa desecación de todo Doñana.
El Parque Nacional de Doñana también ha sufrido este 2022 la gran sequía que ha afectado a todo el estado español. Las olas de calor han sido casi sucesivas durante junio, julio y agosto, con pocos días de tregua y escasísimas lluvias. Precipitaciones que tampoco habían llegado en abundancia durante la primavera.
Doñana hace años que vive bajo la presión de la manca de agua, puesto que hace una década en que llueve por debajo de la media. Y esto tiene un impacto grave para todas las especies que dependen de este gran espacio húmedo, declarado Reserva de la Biosfera y Patrimonio de la Humanidad. Especies, principalmente aves, que encuentran refugio y alimento para criar y descansar durante las largas migraciones que llevan a cabo anualmente.
Pero, ¿realmente qué significa la desecación completa de Doñana? ¿Hay algo más detrás de este hecho?
El papel desfasado de los embalses
La respuesta a la pregunta anterior es afirmativa y lo que hay detrás es una mala gestión del agua en España. El caso de Doñana es paradigmático, pero es extensivo a todo el estado: los acuíferos se están sobreexplotando y los embalses ya no están bien dimensionados. Pero vayamos por partes.
España es uno de los países con mayor número de embalses. Todos construidos siguiendo la estrategia de almacenar agua en invierno y usarla en verano para las poblaciones, la agricultura y la industria. El problema es que la demanda ha crecido mucho, pero no el volumen de agua almacenado.
Es posible que haya gente que diga que la solución es construir nuevos embalses, pero no lo es, porque la disminución del caudal circulante en los ríos tiene un impacto negativo en la biodiversidad fluvial. Además, cortar el curso de un río en nuevos puntos implicar perder aún más el transporte de sedimentos a los deltas y las playas. En el Delta del Ebro saben muy bien lo que provoca la manca de sedimentos.
La mala gestión del agua de los acuíferos
En Doñana, la laguna de Santa Olalla se abastece de un gran acuífero que también da servicio al municipio de Matalascañas, un pueblo que durante gran parte del año cuenta con unos 2.500 habitantes, pero que en verano llega hasta cerca de los 100.000 habitantes. Además, a lo largo del perímetro del todo el parque nacional se han erigido un número ingente de cultivos ilegales que extraen agua de forma fraudulenta de todos los acuíferos de la zona.
De esta manera es normal que estén sobreexplotados y que, junto con la sequía, no llegue agua a las lagunas de Doñana. Hace tiempo que se dice que el parque nacional está en peligro y este es el futuro que le espera si no se cambia el modelo de uso de agua. Algo que es extrapolable a todo el estado.
Y sin agua, todo el mundo sale perdiendo: la biodiversidad, las personas, la economía y el territorio. No podemos mantener una extracción sin sentido y sin previsión de futuro. La solución pasa por hacer un uso más racional del agua, ajustando la demanda a la cantidad existente y adaptando los procesos para reducir la huella hídrica.
Ver Doñana seca y sin fauna, y darse cuenta de que los embalses no tienen agua para abastecernos no son más que señales de alerta que tenemos que tomarnos seriamente. La crisis climática está aquí, afecta y afectará a nuestro consumo de agua, y tenemos que actuar de forma responsable y sostenible para asegurar un futuro esperanzador para todo el mundo.