Se aprueba la ley contra las pérdidas y el desperdicio alimentario (PDA)

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Laura Batlle

Service Manager de Economía Circular

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Susanna Casanovas

Service Manager de Economía Circular

En 2015 el desperdicio alimentario cobró importancia a nivel global cuando la Asamblea General de la ONU lo incluyó dentro de la Agenda 2030. En concreto, las pérdidas y el desperdicio alimentario (PDA) se incluyeron en el Objetivo de Desarrollo Sostenible 12 (ODS12), el cual pretende garantizar una producción y consumo sostenibles. De los 8 metas del ODS12, la tercera, conocida como la Meta 12.3 (Target 12.3), establece que: 

“De aquí a 2030, reducir a la mitad el desperdicio de alimentos per cápita mundial en la venta al por menor y a nivel de los consumidores y reducir las pérdidas de alimentos en las cadenas de producción y suministro, incluidas las pérdidas posteriores a la cosecha.” 

Y ¿por qué es importante las PDA?

  • Un tercio de los alimentos producidos en el mundo son desperdiciados en algún eslabón de la cadena alimentaria.   
  • Alrededor del 10% de las emisiones antropogénicas de gases de efecto invernadero son causadas por las PDA, y 
  • las PDA causan unas pérdidas económicas anuales de 940 mil millones $, así como inseguridad alimentaria. 

España y Cataluña, pioneras en legislar sobre la prevención de las pérdidas y el desperdicio alimentario (PDA)  

Este marzo de 2025, el Congreso ha aprobado la Ley de Prevención de las Pérdidas y el Desperdicio Alimentario, una ley que pretende reducir la cifra global de desperdicio, que en 2023 se situó en España en 1,214 millones de toneladas, según los últimos datos del Ministerio de Agricultura. 

Juntamente con la Ley catalana, se trata de una legislación pionera en Europa, alineada con los Objetivos de Desarrollo Sostenible y que se anticipa a los objetivos de reducción del desperdicio de alimentos que la Comisión Europea propone incluir en la revisión de la Directiva marco sobre residuos actualmente en proceso de negociación y que los Estados miembros deberan alcanzar en 2030. 

Esta norma fija objetivos claros para el año 2030: reducir un 20% el desperdicio en las cadenas de producción y suministro y un 50% en el comercio minorista y en los hogares. 

El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, impulsor de la normativa, deberá elaborar un Plan Nacional de Control de las Pérdidas y Desperdicio Alimentario, que contendrá objetivos generales y prioridades para las tareas de control. El documento se realizará en consulta con otros ministerios y pretende ser la hoja de ruta para continuar en la senda de la prevención. 

Uno de los pilares de la norma consiste en que todas las empresas de la cadena alimentaria —producción, transformación, distribución de alimentos, así como hostelería y restauración— deberán elaborar planes de prevención de pérdidas y desperdicios en los que se establezca como aplican la jerarquía de prioridades para evitar el desperdicio. La jerarquía prioriza en primer lugar el consumo humano sin transformaciones adicionales, si no es posible la siguiente alternativa es la transformación en otros productos para consumo humano, a continuación, se establece la donación o redistribución de alimentos a entidades sociales y, finalmente, si no son aptas para consumo humano, las pérdidas y desperdicios se destina a consumo animal, compostaje o producción de biogás. 

Quedan exentas de la obligación de tener un plan aquellas empresas, como comercios, restaurantes o bares, que tengan una superficie de exposición y venta al público inferior a los 1.300 metros cuadrados. Tampoco afecta a las microempresas -menos de diez trabajadores y un volumen de negocio que no supere los dos millones de euros-. 

Las empresas de hostelería tendrán la obligación de facilitar al consumidor que pueda llevarse los alimentos que no haya consumido en envases reutilizables o reciclables. El servicio será gratuito, aunque si los envases son de plástico se deben cobrar, como indica la ley de residuos. 

Los establecimientos de distribución de más de 1.300 m2 deberán firmar convenios de colaboración para la donación de productos en buen estado con entidades sociales y otras organizaciones sin ánimo de lucro. 

En paralelo, los supermercados deberán incentivar la venta de productos que estén a punto de caducar o bien con fecha de consumo preferente próxima. Y en concreto, deberán disponer de líneas de venta de productos “feos, imperfectos o poco estéticos”.  

También deberán promover el consumo de productos de temporada, proximidad y ecológicos. Y las administraciones pedirán a todos los agentes de la cadena alimentaria que ajusten los datos de consumo preferente al máximo, garantizando siempre la calidad del producto y la seguridad alimentaria. 

Por su parte, en marzo del 2020, Cataluña marcó un hito cuando el Parlamento Catalán aprobó la ley sobre PDA.  La norma catalana establece obligaciones similares —como la necesidad de que las empresas dispongan de planes de prevención—, y en algunos casos es más exigente. 

También tiene como objetivo establecer acciones de prevención para reducir las PDA y aumentar el aprovechamiento y la valorización de los alimentos a lo largo de la cadena alimentaria y afecta a todos los agentes de la cadena alimentaria (empresas alimentarias y del sector de la hostelería o la restauración, entidades de iniciativa social y otras organizaciones sin ánimo de lucro que distribuyen alimentos, administración pública, consumidores y espigadores) y marca obligaciones como: 

  • Disponer de un plan de prevención de las pérdidas y el despilfarro alimentarios   
  • Reducir, medir e informar anualmente sobre la cuantificación de las PDA,   
  • Contabilizar los productos alimentarios que se destinen a la distribución gratuita o a la alimentación animal.  
  • Adoptar las medidas oportunas para aplicar a las PDA la jerarquía de prioridades  
  • Evitar actuaciones orientadas a dejar los alimentos en condiciones no aptas para su consumo o valorización  

Con la aprobación de la ley Estatal, el futuro reglamento catalán tendrá que adaptarse a este nuevo marco legal, evitando contradicciones con la norma estatal y aprovechando los márgenes competenciales para reforzar aquellos aspectos en los que Cataluña ya había ido un paso por delante. 

La Unión Europea comprometida con la Meta 12.3 

En Julio del 2023, la Comisión Europea presentó una propuesta de revisión de la Directiva en residuos, en la que se propone que, de aquí a 2030, los Estados miembros reduzcan el PDA en un 10%, en el procesamiento y la fabricación, y en un 30% (per cápita), conjuntamente en el comercio minorista y el consumo (restaurantes, servicios de alimentación) y hogares. 

Sin embargo, el pasado marzo en el Parlamento Europeo se votó la primera lectura de dicha propuesta en la que se propusieron objetivos vinculantes más estrictos a nivel nacional para cumplirse antes del 31 de diciembre de 2030:  

  • Al menos el 20 % en el procesamiento y la fabricación de alimentos (en lugar del 10 % propuesto por la Comisión Europea). 
  • El parlamento también quiere que la CE evalúe si se deben introducir objetivos más altos para 2035 (al menos el 30% y el 50% respectivamente) y, en caso afirmativo, les pide que presenten una propuesta legislativa. 

El reto de eliminar las pérdidas y desperdicio alimentario 

Tal y como define la Ellen Macarthur Foundation1, un sistema alimentario circular es aquel que asegura que los alimentos nunca se convierten en residuos y que brinda oportunidades económicas, aborda el cambio climático, protege la biodiversidad y genera una mayor resiliencia a largo plazo.  

La eliminación del desperdicio es la piedra angular de la economía circular de la alimentación, algunas de las posibles soluciones aportadas por la Fundación Ellen MacArthur para el desperdicio dentro del sistema alimentario consisten en: 

  • Prevenir el desperdicio y la pérdida de alimentos comestibles 
  • Redistribuir los excedentes de alimentos comestibles 
  • Convertir los subproductos alimentarios en nuevos productos tales como: ingredientes de alimentos, insumos para la agricultura, nuevos materiales, bioenergía 

En este contexto, la jerarquía de los recursos alimentarios muestra la priorización en la gestión de pérdidas y desperdicios de las operaciones de la cadena alimentaria. La prioridad es reducir las pérdidas y desperdicios de alimentos, las acciones deben aplicarse según se enumeran, la prevención contempla en primer lugar las pérdidas y desperdicios no generados, segundo lugar los distribuidos para consumo humano y tercero para alimentación animal.  

A partir de aquí ya se considera que se genera el desperdicio y se gestión ya sea vía reciclaje, valorización o eliminación siguiendo este orden. No obstante, a veces no es posible seguir la jerarquía, por lo que las decisiones sobre el destino final de las pérdidas y desperdicio de alimentos pueden depender del coste, las instalaciones y la infraestructura disponibles. Cuanto más arriba en la jerarquía, más beneficioso es para la organización y el medio ambiente. 

jerarquia del desperdicio alimentario (pda)
Fuente: The Food Loss and Waste Hierarchy and the Benefits of Reducing Food Waste. 2023. 

Para conseguir este sistema alimentario circular se requiere un nivel de colaboración entre los diversos actores: marcas y fabricantes de alimentos, minoristas, entes locales o municipios, restaurantes, gestores de residuos y ganaderos principalmente. 

Beneficios de una estrategia corporativa de reducción de pérdidas y residuos alimentarios

Impulsa la mejora del rendimiento empresarial mediante la eficiencia operativa y la reducción de costes. 

  • Alineación con los objetivos corporativos de sostenibilidad, demostrando un compromiso con la responsabilidad medioambiental, que puede crear una imagen de marca y una reputación positivas. 
  • Adherirse a la agenda de las Naciones Unidas, cumpliendo y promoviendo los Objetivos de Desarrollo Sostenible. 
  • Promover la circularidad y reducir los residuos a lo largo de la cadena de valor mediante operaciones eficientes. 
  • Ofrecer a los empleados oportunidades para innovar y reducir el impacto medioambiental global. 
  • Cadenas de suministro eficientes, gestión optimizada de inventarios y mejora de las previsiones, lo que permite agilizar las operaciones y reducir las interrupciones de la cadena de suministro. 
  • Uso de tecnologías, maquinaria y herramientas nuevas y emergentes. 
  • Reducir la huella ambiental de la producción alimentaria, desde el consumo de recursos hasta las emisiones de gases de efecto invernadero. 

¿Cuáles deben ser los primeros pasos para las empresas? 

Mientras los distintos marcos regulatorios están en proceso de aprobación e implementación, ante el reto global inaplazable de reducir las pérdidas y desperdicio alimentario y el impacto social, ambiental y económico que conllevan, las empresas pueden anticiparse y comprometerse de forma voluntaria con la reducción de las PDA. Existen iniciativas como la hoja de ruta y herramientas para la reducción de las pérdidas y desperdicio alimentario desarrolladas por WRAP la cual está dirigida a las empresas de toda la cadena del sector alimentario del Reino Unido, desde sector primario, productores, distribuidores, minoristas y servicios de alimentación, con el fin de aunar esfuerzos ante el compromiso del ODS 12.3. La iniciativa ya ha dado sus primeros resultados y proporciona una hoja de ruta, acciones específicas por sector, así como herramientas para medir e informar que son de acceso libre para las empresas que las deseen aplicar.  

En el caso de las empresas productivas, es recomendable iniciar un estudio de cuantificación de pérdidas y desperdicios alimentarios, así como identificación de sus causas y su potencial de reducción. 

El potencial de reducción y circularidad de los residuos alimentarios se fundamenta en múltiples áreas que deben abordarse de forma coordinada. Desde Anthesis creemos que existen un mínimo de seis áreas foco que deben considerarse de forma integrada para reducir el desperdicio y fomentar la circularidad: la regulación, el producto y mercado, la producción y operaciones, la innovación y la tecnología, la cultura y recursos y los grupos de interés.

A continuación, se muestran y detallan en el siguiente esquema: 

estrategias para reducir el desperdicio alimentario (pda)

¿Cómo puede ayudar Anthesis?

Anthesis tiene un amplio conocimiento y experiencia de principio a fin ayudando a los clientes a comprender, medir, informar y reducir el desperdicio de alimentos en toda la cadena de valor, así como de realizar auditorías de PDA. 

Trabajamos con minoristas de alimentos, fabricantes, productores, comunidades de inversores y organismos industriales para promover la reducción de PDA en consonancia con los compromisos de descarbonización y de impacto social. 

Nuestro equipo de PDA ofrece un profundo conocimiento y experiencia aplicados a su entorno empresarial y trabaja en acuerdos y protocolos globales sobre PDA para tener un impacto positivo en una transformación más amplia del sistema alimentario. 

Desde análisis de residuos operativos y de la cadena de valor hasta evaluaciones de mercado, nuestros servicios cubren el apoyo a la economía circular, la huella de residuos y la asistencia integral en la reducción y la prevención de PDA. Brindamos experiencia en datos, métricas e informes de residuos y estrategias con hojas de ruta para la eficiencia de los recursos. 

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