Contenidos
- La sexta gran extinción masiva
- La llegada masiva de residuos plásticos
- Los microplásticos
- Reducir y gestionar los residuos
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El 22 de mayo fue el Día Internacional de la Diversidad Biológica. Dicho de otra forma, el Día Internacional de la Biodiversidad. Una efeméride global en la que se destaca la importancia de todas las especies y los ecosistemas que habitan este planeta y la imperiosa necesidad de conservarlos.
Durante este siglo XXI estamos ante una de las mayores crisis de biodiversidad de la historia de la Tierra, con una tasa de extinción de especies al nivel de los cinco grandes acontecimientos de extinción del pasado. Recordemos que lo último que hubo fue hace 65 millones de años y causó la desaparición de los dinosaurios no avianos (sí, los pájaros son dinosaurios), entre otras muchas especies.
La sexta gran extinción masiva
Esta crisis de extinción se está llamando la sexta gran extinción masiva por la velocidad a la que están desapareciendo especies. No podemos olvidar que la extinción es un fenómeno natural, pero debido a la actividad humana, la tasa de extinción se ha multiplicado entre 1.000 y 10.000 veces, según diversas estimaciones científicas.
La desaparición acelerada de especies es una de las mayores amenazas para la humanidad, junto con la crisis climática (están relacionadas), y sus consecuencias pueden ser catastróficas. La pérdida de animales, plantas, hongos y otros organismos puede desestabilizar los ecosistemas, alterándolos de forma drástica y llevando a su desaparición.
Las relaciones tróficas entre especies también pueden verse desequilibradas y modificar las poblaciones causando un efecto cascada que nos afectaría a nosotros a nivel de salud, alimentación o resiliencia contra fenómenos climáticos.
Dependemos totalmente de la naturaleza y debemos conservarla apoyando los proyectos de conservación de especies. Pero esto es complicado cuando no existe la implicación de toda la sociedad. Sobre todo cuando también se añaden otras amenazas vinculadas como la mencionada crisis climática, el cambio en los usos de los suelos, la contaminación, la caza y la sobrepesca, la deforestación, las especies invasoras son algunas de las principales amenazas que nos han llevado a la situación actual. Todo debido a la actividad no sostenible del ser humano.
La llegada masiva de residuos plásticos a la naturaleza
La presencia de plásticos en los entornos naturales es un ejemplo más de impacto humano que pone en riesgo la biodiversidad. ¿Cuántas veces hemos visto imágenes de animales atrapados en anillas de latas, en bolsas o con los estómagos llenos de residuos plásticos? Son imágenes desalentadoras que causan un gran daño a la biodiversidad.
Hay que tener en cuenta, con una previsión para 2023 de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que en el mundo se generaron más de 350 millones de toneladas de residuos plásticos. Y eso sólo para 2023; es necesario sumar todos los residuos generados en años anteriores. De hecho, el informe Perspectivas Mundiales del Plástico de la propia OCDE muestra cómo en veinte años se ha pasado de los 180 millones de toneladas a los más de 350 millones ya mencionados.
Con estos números queda clara la magnitud de la problemática a la que debemos hacer frente y la importancia de realizar una buena gestión de estos residuos. De lo contrario, seguiremos recibiendo noticias de las cinco grandes islas de plásticos que flotan en los océanos: dos están en el Pacífico, dos en el Atlántico y una en el índico, coincidiendo con zonas donde existen corrientes y remolinos que acumulan los materiales. Así como imágenes como las del río Ganges transportando toneladas y toneladas de plásticos a lo largo de la India y Bangladesh hasta llegar al océano Índico.
Los microplásticos, un fenómeno casi invisible
Una buena gestión de los residuos no sólo tiene un efecto positivo en la biodiversidad, sino que también permite reducir emisiones de gases de efecto invernadero, ayudando a combatir el cambio climático, y reduce la contaminación en las zonas donde se vierten y/o se degradan los plásticos.
Precisamente su degradación comporta uno de los principales riesgos de los plásticos. Y es un riesgo que también comparten los plásticos biodegradables: la fragmentación en pedazos casi microscópicos hasta convertirse en microplásticos.
Los microplásticos constan de partículas de hasta 5 milímetros de diámetro y resultan muy difíciles de detectar. Estudios recientes calculan que existen más de 24.400 millones de piezas de microplásticos en los océanos, que pueden ser ingeridas por muchas especies diferentes y se acumulan en sus cuerpos.
La acumulación de microplásticos puede suponer un riesgo para los mismos animales que los ingieren, que pueden enfermar por los efectos de estos productos. Incluso se ha visto recientemente que pueden ser una causa por la muerte de los corales, ya que altera la microbiota asociada de los corales y favorece la presencia de bacterias dañinas para estos animales.
Pero los microplásticos no sólo causan un impacto para los organismos filtradores, en la parte baja de la cadena alimentaria, sino que también afectan a sus depredadores. Y las concentraciones van creciendo a medida que se acumulan en mayores niveles. El análisis de vertebrados marinos fallecidos ha servido para detectar que más de un tercio de los mamíferos, reptiles y aves marinos han ingerido microplásticos a lo largo de su vida. Esto, obviamente, también significa que nos llegan a la especie humana y que los ingerimos con los alimentos provenientes del mar.
Y también con los alimentos procedentes de zonas terrestres. Recientemente, se ha descubierto que los microplásticos alteran la biodiversidad microbiana en los suelos agrícolas y que interaccionan con los pesticidas que se utilizan en las zonas estudiadas. Esto, a su vez, puede causar un impacto en los insectos y otras especies polinizadoras, ya amenazadas por los pesticidas que se usan de forma indiscriminada en muchas áreas de los planetas.
Estos organismos, en los ecosistemas terrestres, tienen gran importancia ya que aportan servicios ecosistémicos esenciales. Sin ellos, muchas plantas no crecerían, afectando a la estructura de los hábitats y, en el caso de los cultivos, a nuestra alimentación. Desgraciadamente, todavía no se conocen tan bien los efectos de los microplásticos en zonas terrestres como en marinas y es posible que con el tiempo descubramos que su impacto es aún mayor.
Reducir la generación y mejorar la gestión de los residuos
Para reducir el peligro que suponen los residuos plásticos para la naturaleza, así como las personas, es muy importante reducir su generación y mejorar su gestión. El volumen de productos plásticos que se generan es ingente y es necesario buscar alternativas más sostenibles, incorporando criterios sostenibles y de ecodiseño en productos como los envases. Al mismo tiempo, separar correctamente los residuos, reciclarlos, reutilizarlos y fomentar una economía más circular ayudaría también a disminuir la cantidad de residuos que llegan al entorno natural.
Un modelo de consumo más sostenible y circular implica un cambio a gran escala en todos los sectores de la sociedad, con una transformación de toda la cadena de valor de los productos. Sólo con apuestas valientes y eficaces se conseguirá hacer frente a la problemática de los plásticos y su impacto en la biodiversidad.
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