Plásticos y Textiles: Retos de la legislación actual

portada con envases plásticos y ejemplos de textiles

El problema global de los plásticos 

La producción y el uso de plásticos han crecido exponencialmente en las últimas décadas, con importantes consecuencias y costes para el medio ambiente, tanto marino como terrestre, la salud humana y el clima. 

Los residuos plásticos no solo contaminan los alimentos, el agua y los océanos, ya que la basura plástica representa el 85% de los desechos marinos; la producción, el uso y la gestión de residuos de los plásticos también generan alrededor del 4% del total de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. 

La industria del plástico es la fuente de gases de efecto invernadero industriales de más rápido crecimiento en el mundo. Si todo sigue como hasta ahora, el ciclo de vida de los plásticos podría ser responsable de hasta el 19% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero para 2040. 

En el marco de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y su Acuerdo de París, se han hecho numerosas referencias a la necesidad de hacer una transición hacia estilos de vida y patrones de consumo y producción sostenibles como medio clave para abordar el cambio climático, juntamente con un sólido apoyo a marcos legales y políticos eficaces.  

Tanto la descarbonización de la producción de plástico como garantizar que el ciclo de vida del plástico sea circular son soluciones clave al problema. Esto significa reducir el uso de plásticos, reutilizar lo que se produce y reciclar lo que no se puede reutilizar, además de desarrollar alternativas a los plásticos. 

En 2022, las naciones reunidas en la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente acordaron poner fin a la contaminación plástica y forjar un acuerdo internacional jurídicamente vinculante para finales de 2024. Se espera que el instrumento, titulado “Poner fin a la contaminación plástica: hacia un instrumento internacional jurídicamente vinculante”, siga un enfoque integral que aborde el ciclo de vida completo de los plásticos, incluida su producción, diseño y eliminación. 

La situación de los plásticos en Europa 

Si bien las tasas de reciclaje han aumentado, la cantidad de residuos de envases generados sigue creciendo en la Unión Europea: en los últimos diez años se ha registrado un aumento de los residuos de más del 20 %, en particular los procedentes de envases de un solo uso.  

Sigue habiendo un uso excesivo e ineficiente de envases; han aumentado las cantidades de envases no reciclables, el etiquetado es confuso lo que dificulta a los consumidores la clasificación de los envases usados, y la utilización de contenido reciclado en los envases de plástico es insuficiente, lo que implica una pérdida de recursos valiosos. 

En 2021, cada europeo generó 190 kg de residuos de envases. Si las cosas no cambian, para 2030 esta cifra habrá aumentado en un 20 %. Para revertir esta tendencia, la UE ha desarrollado un nuevo Reglamento de envases y residuos de envases (PPWR- Packaging and Packaging Waste Regulation) con el objetivo de reducir y prevenir los residuos de envases, sea cual sea su origen en el camino hacia una economía circular y una Europa climáticamente neutra. 

La propuesta de Reglamento de los envases y residuos de envases de la UE y los cambios que propone

Después de un proceso legislativo largo y polémico, el 4 de marzo de 2024 el Consejo Europeo y el Parlamento Europeo llegaron a un acuerdo provisional sobre las normas que se incluirán en el Reglamento de envases y residuos de envases. El Parlamento Europeo tuvo una votación final a finales de abril y ahora corresponde al nuevo parlamento y al Consejo de la UE establecer la legislación. Se prevé que el Consejo Europeo adoptará formalmente el reglamento a finales de 2024 y se aplicará 18 meses después de su entrada en vigor. Esto significa que, en la práctica, las nuevas normas para los envases de la UE deberán implementarse a mediados de 2026. 

La Propuesta de Reglamento pone más énfasis en la reciclabilidad y la funcionalidad de los envases que en la reutilización con respecto a la propuesta inicial de la Comisión Europea de 2022.  Así, uno de pilares del PPWR es que todos los envases comercializados deben ser reciclables: diseñados para el reciclaje en 2030 y ‘reciclados a escala’ para 2035. La definición de “reciclabilidad” incluye terminología como ‘reciclado a escala’ . Muchos de estos requisitos detallados permanecerán abiertos hasta que la Comisión Europea defina las directrices de diseño para el reciclaje y los grados de reciclabilidad en los denominados actos delegados antes del 1 de enero de 2028.  

Otras medidas destacadas de la PPWR son las siguientes: 

  • Objetivos mínimos de contenido reciclado para envases de plástico para 2030 y 2040. Los objetivos exactos se redactarán en un acto delegado independiente. 
  • Tarifas de Responsabilidad Ampliada del Productor (RAP) armonizadas y ecomoduladas en cada Estado miembro en función de las credenciales de reciclabilidad de los envases y el contenido reciclado. 
  • Objetivos específicos para 2030 y 2040 para que una proporción de envases de bebidas alcohólicas y no alcohólicas (excepto, por ejemplo, leche, vino, vino aromatizado, licores), los envases para transporte y venta, así como los envases colectivos (que incluyen varios productos) estén disponibles en envases reutilizables y/o recargables). 
  • Esquema de etiquetado armonizado sobre la composición del material, incluido el contenido reciclado e instrucciones para los consumidores sobre cómo depositarlo, clasificarlo y/o reutilizarlo. 
  • Sistemas de depósito, devolución y retorno obligatorios antes del 1 de enero de 2029 para el 90% de los envases de bebidas de plástico y metal de un solo uso de hasta 3 litros.  

A partir del 1 de enero de 2030 se prohibirán algunos tipos de envases de plástico de un solo uso, como los de frutas y verduras frescas sin procesar, los de alimentos y bebidas que se sirven y consumen en cafeterías y restaurantes, los de porciones individuales (por ejemplo, condimentos, salsas, crema, azúcar), los pequeños de higiene personal y las bolsas de plástico muy ligeras (de menos de quince micras). 

Una vez que los envases se convierten en residuos, el objetivo del PPWR es garantizar la recogida, la clasificación y el reciclado de los envases con arreglo al máximo nivel de exigencia posible. A tal fin, establece criterios para los regímenes de responsabilidad ampliada del productor y regula la gestión de los residuos, pero deja margen a los Estados miembros para que puedan mantener aquellos sistemas existentes que funcionen correctamente. 

imagen de envases de plásticos

¿Servirán estas medidas para abordar el ciclo de vida completo de los plásticos?

Las empresas envasadoras seguirán afectadas por la responsabilidad ampliada del productor (RAP), la propuesta de Reglamento regula determinados aspectos de la RAP con el objetivo de alcanzar una armonización que impida distorsiones del mercado y obstáculos para la libre circulación. Las contribuciones financieras a los esquemas RAP estarán eco-moduladas sobre la base de los resultados de reciclabilidad en virtud de los criterios de un diseño que facilite el reciclado. 

Recordemos que la responsabilidad ampliada del productor (RAP) es una política ambiental que responsabiliza a los productores de la gestión de residuos de sus productos y envases al final de su vida útil.  Al introducir la EPR a principios de los 90, el objetivo era que esa responsabilidad incentivara a los productores a diseñar sus productos y envases para minimizar sus costos al final de su vida útil, haciéndolos más reciclables. 

Hasta la actualidad los productores se han responsabilizado de la gestión al final de vida de sus productos y envases a través de un Sistema Colectivo de Responsabilidad Ampliada del Productor (SCRAP) al cual han contribuido según la proporción por peso de sus productos y envases puestos en el mercado. En la mayoría de los casos, los SCRAP han estado utilizando tarifas “básicas”, es decir, en función del peso del material y el tipo de envase, esto ha podido llevar a producir envases más ligeros, pero que podían tener mayores impactos ambientales o no seguir las opciones de la jerarquía de residuos (por ejemplo, reutilización, reciclaje material antes que valorización energética). 

El actual avance hacia la ecomodulación de tarifas se centra predominantemente en mejorar el reciclaje y la gestión de residuos de envases, por ejemplo, aplicando criterios para pasar de materiales poco reciclables a materiales fácilmente reciclables; no obstante, sigue sin poner suficiente énfasis en la prevención de residuos de envases. Existen, por tanto, unos efectos potenciales de la RAP hacia el ecodiseño de los envases que actualmente no se están explotando en su totalidad. 

La ecomodulación debería ser también un componente determinante de la RAP para incentivar el ecodiseño, teniendo en cuenta que la RAP impone responsabilidad por el desempeño ambiental de los envases durante todo su ciclo de vida.  

Las oportunidades para abordar estos retos incluyen el uso de la evaluación del ciclo de vida (LCA) para informar la ecomodulación, mayores tarifas de ecomodulación, estrategias para aumentar la armonización de la implementación de la ecomodulación, suministro obligatorio de datos y herramientas de evaluación de políticas que establezcan la eficacia de diferentes esquemas de ecomodulación. 

¿Cómo avanzar con la transformación de otros productos con elevado impacto global?

Juntamente con los plásticos, los textiles están actualmente en el ojo de mira por su elevado impacto global. Se calcula que la industria de la moda es responsable del 10 % de las emisiones mundiales de carbono, más que los vuelos internacionales y el transporte marítimo combinados. 

El auge de la moda rápida ha sido crucial en el aumento del consumo, impulsado también en parte por las redes sociales y la industria, que impulsa que las tendencias de la moda lleguen a más consumidores y a un ritmo más rápido que en el pasado.  

A esto hay que sumarle que menos de la mitad de la ropa usada se recoge para ser reutilizada o reciclada, y sólo el 1% se recicla en ropa nueva, ya que las tecnologías que permitirían reciclar la ropa en fibras vírgenes están todavía en fases muy incipientes de desarrollo. 

Los europeos consumen de media casi 26 kg y se desprenden de unos 11 kg de textiles cada año. La ropa usada puede exportarse fuera de la UE, pero la mayoría (87 %) es incinerada o depositada en vertederos. 

La estrategia de la UE para los textiles sostenibles y circulares 

Como parte del plan de acción de la economía circular, la Comisión Europea presentó en marzo de 2022 una nueva estrategia para hacer que los textiles sean más duraderos, reparables, reutilizables y reciclables, hacer frente a la moda rápida y estimular la innovación en el sector. 

La nueva estrategia incluye nuevos requisitos de diseño ecológico para los productos textiles, información más clara para el consumidor, un Pasaporte Digital de Producto y pide a las empresas que asuman su responsabilidad y actúen para minimizar sus huellas de carbono y medioambientales. No obstante, se están evaluando medidas comunitarias más estrictas para frenar la producción y el consumo excesivos de productos textiles.  

La revisión de la directiva sobre residuos introducirá sistemas de responsabilidad ampliada del productor (RAP) en los productos textiles. Esto significa en la práctica que los productores de productos textiles, como ropa, calzado, sombreros y accesorios, así como otras empresas que comercializan estos productos en el mercado único europeo, tendrán que cubrir los costes de la recogida selectiva, la clasificación y el reciclaje y se aplicará 18 meses después de la entrada en vigor de la directiva. Además, los países de la UE están obligados a recoger los textiles por separado antes del 1 de enero de 2025 para su reutilización, preparación para la reutilización y reciclaje. 

imagen de textiles sostenibles

La UE cuenta con una etiqueta ecológica europea que los productores que respetan criterios ecológicos pueden aplicar a los artículos. Esto da más visibilidad a los productos que incluyen menos sustancias nocivas y causan menos contaminación del agua y el aire.  

En el caso del textil, el ecodiseño también debería ser impulsado a través de la RAP, y como buen ejemplo tenemos la experiencia de Francia, primer país europea en implementar la RAP en textiles. Desde hace varios años, el SCRAP (Refashion) implementa la ecomodulación a través de un sistema de bonificación para fomentar y recompensar las iniciativas de ecodiseño.  

El objetivo de este sistema es premiar los productos cuyo impacto medioambiental se haya minimizado. De conformidad con las especificaciones de aprobación de la autoridad Refashion, actualmente se aplican los siguientes tipos de ecomodulación a los productos comercializados a partir del 1 de enero de 2023:  

Bonificación por la durabilidad de los productosBonificación por la obtención de determinadas certificaciones medioambientales Bonificación por la Incorporación de materias primas recicladas
Este bono premia la durabilidad física de los productos evaluados mediante pruebas de laboratorio para ello ha publicado la lista de productos elegibles y no elegibles; las pruebas que deben realizarse (y el estándar que se utilizará exclusivamente para cada prueba); y los umbrales a alcanzar o límites a no superar. Los productos terminados certificados según una o varias de las siguientes 8 etiquetas, indicadas en las especificaciones de aprobación, pueden beneficiarse del bono «Certificación»: 1. Ecocert® Ecoological & Recycled Textiles Standard (ERTS) – Nivel 2, 2. Oeko-tex ® Made in Green, 3. Bluesign®, 4. Fairtrade® Textile, 5. Ecolabel Européen, 6. Demeter®, 7. GOTS, 8. Bioré®. La bonificación por la incorporación de materiales reciclados se concederá:
• si los residuos han sido recogidos o financiados por Refashion o si otro tipo de residuos (excluida la resina alimentaria) ha sido recogido o apoyado por otra organización ecológica aprobada por las autoridades públicas francesas ( reciclado en circuito abierto)
• y si el material reciclado procedente de estos residuos ha sido producido según los criterios locales de proximidad y realizado en instalaciones que respetan medidas equivalentes a las de las instalaciones clasificadas ICPE (instalaciones francesas clasificadas para la protección del medio ambiente). 

¿Como deben prepararse las empresas? 

Adoptar un enfoque proactivo es el más beneficioso a largo plazo y, en particular, involucrándose con asociaciones sectoriales y otros terceros para recopilar conocimientos y reducir la carga de las respuestas individuales a los mismos desafíos. 

Las nuevas regulaciones tendrán implicaciones diferentes para las partes obligadas en la cadena de suministro. Las empresas deben analizar sus catálogos de productos y envases considerando los impactos y factores relevantes para desarrollar estrategias sólidas que contribuyan al cumplimiento legal y abordando un enfoque integral del ciclo de vida de los productos y envases y sus alternativas a nivel estratégico. 

Dada la naturaleza sumamente compleja del problema de la contaminación y los plásticos y el textil, las iniciativas corporativas voluntarias son vitales para para impulsar un progreso más rápido, desempeñando un papel crucial a la hora de innovar, mostrar lo que es posible y crear demanda de soluciones, como por ejemplo el ecodiseño y los modelos de negocio circulares.  

Como ejemplos a destacar, las empresas comprometidas en el Global Commitment de la Fundación Ellen MacArthur o Cascale (antigua Sustainable Apparel Coalition) han demostrado en los últimos años que pueden marcar una diferencia significativa y que la gran mayoría de las empresas pueden hacer más de lo que hacen hoy. 

Esperar a que las regulaciones permitan el cambio no puede ser una excusa para la inacción, y las empresas que lideren el camino en nuevos modelos de negocio y ecodiseño tendrán su recompensa.  

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